Ayer por fin vi Comer, Rezar, Amar. Pronto comenzaré a leer el libro, aunque me da miedo, porque si la película me movió tanto el libro me matará de un ataque de verdad. No es que me identifique del todo, porque ni me he divorciado, ni estoy en la madurez ni nada de eso. Pero hubo momentos, frases, situaciones que me hicieron pensar y me hicieron sentir.
Es difícil aceptar terminar con algo que puede parecer que representa toda tu vida. Algo a lo que le has invertido tanto. Algo por lo que has dejado cosas. Y algo que sabes está perdido, pero no por perdido está terminado, sino que puede ser eterno. Es difícil tomar decisiones, porque siempre piensas en que te va a ir peor. Es difícil decidir abandonar esa zona de confort... pero más difícil es hacerlo. Además, creo que lo más difícil es dejar todo lo que tienes que dejar, quedándote en el mismo lugar. Aunque en el fondo, creo que lo más difícil es darme cuenta que ya no soy como antes... que me he convertido en lo que siempre juzgué, en lo que siempre condené, y que me doy cuenta de ello pero me siento impotente al respecto.
Hoy tengo ganas de comer, de rezar y de amar. De cantar, de bailar, de sentir. De conocer y desconocer. De caerme, levantarme y aprender. De arriesgar, perder y ganar. De caminar, de escuchar y ser escuchada. De perdonar y perdonarme. De sonreír, abrazar y besar. De creer en mí y seguir creyendo en ti. De aceptar, decepcionarme y volver a aceptar. De descansar, disfrutar y alcanzar. Hoy tengo ganas de vivir. Vivir de verdad. Vivir sin miedo a no ser lo que los demás quieren que sea y terminar traicionándome. Vivir feliz siendo o no correspondida. Vivir el hoy sin abandonar mis sueños. Vivir porque la vida es ahora y yo elijo lo que quiero y acepto y lo que no. Sólo vivir...