Pero unos días después, toqué fondo. Me di cuenta que no podía seguir viviendo de ilusiones, esperando a que las cosas llegaran. Me di cuenta que yo tenía que ponerme en el camino de las cosas. Y pasó.
Hoy a casi un año, me doy cuenta de que eso ha dejado de ser lo que fue. Reconozco que fue una oportunidad única, que me ayudó a entender más o menos lo que quiero, a creer cada vez más en mí. A levantarme y a seguir.
Y aunado a eso, hace un año que me di cuenta que no conocía a alguien que creía conocer. Pero hoy, sé que hace un año tampoco me conocía tan bien. Y bueno, creo que este blog es muestra clara de lo que hablo, de todas mis quejas y dramas del año pasado.
El punto es que hoy entiendo más cosas que ayer, aunque no entiendo aún todo. Aún me cuesta trabajo explicarlo, sobre todo porque en el fondo sé que a nadie tengo que darle explicaciones. Y tal vez me equivoque, como muchas veces me ha pasado, pero creo que de eso se trata.
Y como no creo que alguien más que yo entienda esta entrada, y como no creo que nadie más que Ceci la lea, quiero dejar en claro algo: tengo muchas ganas de hacer teatro musical, quiero ser una cebolla redonda, ¿por qué me emocionan y a la mera hora me botan como pelota?