sábado, 14 de marzo de 2009

Hay cosas que no se olvidan...

El otro día estaba a punto de dormir, cuando de repente así sin más, llegó a mí un pensamiento muy extraño: el teléfono de mi amor de secundaria. Sí, de ese niño chaparrito de pelo chinito y de ojos divinos y sonrisa celestial. Bueno, igual y no es para tanto, pero yo estaba más que enamorada y me derretía por los pasillos de la escuela nomás de verlo pasar. El caso es que parte de las obsesiones que tiene una niña en la secu es saber todo del niño que le gusta aunque él no tenga ni idea de su existencia en este mundo. Así que yo podía no saberme las fórmulas, los elementos de la tabla periódica, las capitales o los despejes, pero de memoría me sabía su nombre, su teléfono y hasta las placas del vochito blanco de su mamá.

Así que mientras intentaba dormir en mi cama me acordé de su teléfono. Bueno, en sí no de su teléfono, si no que me acordé de que me lo sabía (todavía hasta hace poco) e intenté acordarme de él, cosa que fue inútil. Y pensé y pensé y nomás nada de nada. Así que empecé con las chaquetas mentales de la pérdida de memoria por edad, o que de plano el cerebro suprime información que no le sirve para nada, o que la vida me había llevado por caminos en los cuales saber el teléfono de mi amor de secundaria era igual a no saberlo.

El caso es que me dormí y al día siguiente recordé mi trauma, lo que me llevó a pensar y a recordar el teléfono. De las placas si no me pregunten porque no tengo ni idea, ésas están más obsoletas que nada, con eso del reemplacamiento saber las placas no me sirve de nada. Ahora tengo el teléfono en mi cabeza. No pretendo llamar para confirmarlo y menos para saludarlo, sería una estupidez, pues gracias al hi5 sé que es el hombre más enamorado del mundo, aunque su novia no me simpatiza. Además como lo dije, el niño no sabría ni quién demonios soy y para hacer el ridículo a propósito no está mi vida. Pero me alegra saber que hay estupideces que a mi edad no se olvidan. Aunque últimamente suelo olvidar cosas importantes... ¿a poco no es absurda la vida? Caray...



2 comentarios:

Unknown dijo...

pero eso mes lo más divertido del mundo, esas cosas pequeñas y absurdas le dan sentido a todo y hacen que uno se ponga contento, con las cosas más simples y pequeñas y aunque es frustrante olvidar cosas importantes, son las cosas pequeñas las que le dan vida a todo! jeje te quiero... yo no me acuerdo del telefono ni de las platicas del chico que me gustaba en la secundaria, pero si de su nombre completo, de su fecha de cumpleaños y de todas las veces que platicamos! jajajaja

CEX dijo...

unYo creo que estas cayendo en la vejez, y te quieres aferrar a esos recuerdos vagos que tu cerebro inexplicablemente te manda... llamele :p..... ahhh mi amor de secundaria ja yo no tuve , iba en una secu de pura vieja.. pero tuve mi pltónico en la primaria se llamaba Joel Muñoz Vega, y vivia aca en la calle de atrás y la ultima vez que lo vi (hace como 7 años) se me cayo la baba.. así literalmente, y que :P