Despertamos, con todo el dolor de nuestro corazón. Era lunes y hacía frío. Me bañé y me abrigué y salimos dispuestas a conquistar al mundo, jajaja. Bueno, no tanto. Desayunamos (y facturamos, jajaja), y caminamos por la carretera para ir a la escuela. Llegamos y otra cosa a lo que es la ciudad: en la entrada no había nadie vigilando si los niños entraban o no, si había robachicos, ni papás que obstruyeran la calle o llevaran de la mano a sus nenes. Los niños llegaban solitos a la escuela. Entramos directo a la dirección, y el director, un señor medio guapetón, de esos del norte, pero a fin de cuentas ñor, nos recibió súper amable.
Primero nos contó que no tienen los libros, (o sea desde ahí nuestro trabajo no tiene sentido), pero ya estábamos allá, así que a darle que es mole de olla. Nos formamos e hicimos honores a la bandera... o sea.... mil años sin hacer honores a la bandera!!! Ay, me emocioné y canté el himno con todas mis fuerzas, jajajaja. Luego los niños de 1º B, que era a los que les tocaba la ceremonia, (se acuerdan de eso???), hicieron una representación de "La Patita" acompañados por la canción del difuntísimo Cri Cri.
Repartí mi chamba y me fui a meter al salón de 1º B, que era uno de los que teníamos que observar. La clase de inglés (que era la primera que tenían en todo el año) fue un asco. La pobre maestra.. o ilusa más bien, empezó hablándoles en inglés y como a los niños les aburre tener la cara de what por más de medio minuto, comenzó el recreo en el salón. Cada quién hacía lo que quería, la maestra seguía hablando un idioma que nadie entendía ( y que a nadie parecía interesarle entender), los niños platicaban, gritaban, corrían y hacían todo menos pelar a la pobre ticher, y la pobre ticher, (digna de admiración... o lástima, ya no sé), seguía actuando como si todo en el salón fuera perfección.
Cuando acabó esa clase y llegó la maestra de verdad, ya medio se calmaron los peques... medio porque la verdad esos niños eran un reverendo desmadre. Pero la mayoría estaban rebonitos, así que se les perdona. Y bueno, como en todo, unos burros, otros no tanto. Los niñitos se nos quedaban viendo y nos decían maestras. Después unas niñitas nos regalaron estampitas y dibujitos. Y como a la maestra le tocaba la cooperativa, se salió del salón 5 minutos antes de que tocara la chicharra. Y en esos cinco minutos nos dimos cuenta de que algunos niños no sabían leer, de que la mayoría no sabía obedecer y de que vernos en su salón les despertaba la misma curiosidad que a Jaime Mausan los marcianos y objetos extraños.
De repente que tocan la chicharra!!! Hace... aaaaaahhh, hace como un millón de años que no salía al recreo, jajaja. Y menos compraba en una cooperativa de escuela. Entonces salimos al recreo... pero naaah, ya no fue como en la primaria. Esta vez estuvimos del lado de los rucos, platicando con los maestros, a los cuales también creo que les dábamos curiosidad, jajaja. Y ya, estábamos en la chorcha, cuando una niñita del salón llega, me agarra la mano y me pone una pulsera (rosita, de plástico), y le digo: aaay, qué bonita!! Me la prestas o me la regalas? Y me dice: Te la regalo. Y yo aaah, gracias! Y ya, que se va y pues yo seguí en el coto con los maestros, hasta que volvió a sonar la chicharra. Y entonces descubrí el misterio: los recreos son igual de cortos para los maestros y para los niños.
Y ya, las siguientes horas pasaron rápido. Y a la hora de la salida fue perseguir a unos maestros para que nos dieran los cuestionarios y presionar a otro que se estaba haciendo el lento para retrasarnos... o eso parecía. Total que salimos corriendo casi a las 2:30 y los maestros, súper lindos, atentos y buenísima onda nos llevaron en sus carros al hotel-restaurante, y nos invitaron a comer. La cosa hubiera estado genial si nos pudiéramos haber sentado a comer como la gente decente y convivir con esos seres humanos bondadosos con los que nos topamos, pero teníamos el tiempo encima, el camión a Zacatecas salía a las 3 de la tarde... y había otro a las 5, pero si tomábamos ése íbamos a llegar a las 10 de la noche, porque son 5 horas de camino y llegar a esa hora, a buscar hotel y cenar y preparar todo.... la verdad nos dio flojera, así que una maestra, que era todo un personaje por cierto, nos pidió unos burritos (que más bien parecían dinosaurios porque estaban gigantes), en lo que nosotras íbamos por nuestras maletas, comprábamos los boletos del camión y presionábamos a la cajera para que nos diera todas las facturas que nos debía.
Y es así como ese día comí más rápido que una bulímica compulsiva, pero de esas que olvidan vomitar. Y ahí tienen al director todo buena onda (ya dije que era un ñor con ojos lindos??) diciéndole al chofer que nos esperara porque estábamos comiendo, jajaja. Y pues el chofer también estaba en esa onda culinaria, así que pues entre que acabó y nos esperó, nos medio despedimos de los profes (a los cuales sé que nunca volveré a ver pero sí me gustaría), y corrimos a subir las maletas y el resto de la humanidad al camión.
Así, después de 5 horas de camino llegamos por fin a Zacatecas, en donde nos hospedamos en la casa del gobernador, ¿cómo ven? Bueno, así se llama el hotel, yo qué culpa tengo. Y después de que nos maravillamos de estar nuevamente en la civilización, con teléfono, alfombra y televisión, decidimos salir a cenar... bueno, eso pretendíamos, al menos yo sí, pero a alguien más ( y esta vez se los prometo que no fue a mí), se le ocurrió que acabáramos en un bar ni tan coquetón, cenando chicharrones de harina y chelas ni tan coquetonas tampoco. Y para acabarla, ni facturaban. Pero bueno, a pesar de que yo me sentía mal de las hormonas y con mucho sueño, recuerdo que la pasé bien... eso sí, nomás estuvimos un ratito, porque las tres estábamos jodidísimas y decidimos dormir temprano... a las 12 ya estábamos empijamadas y en camita. Obvio con el material del día siguiente separado y repartido como debía ser... y así termina esta segunda parte que parecía que jamás sería publicada, pero sí se pudo, jajaja.
Pd. La verdad parte desidia, parte el new job y que me da sueño temprano y parte falta de inspiración supongo, ha hecho que esto se retrase... pero prometo acabar... algún día, jaja. Ah, ya no volví a leer la entrada hoy, si encuentran alguna incongruencia o falta de horrografía, háganmelo saber plis. Y ya luego les contaré de mi chamba y de lo que veo desde aquella ventana de Sinaloa...
3 comentarios:
Muy buena crónica.
Los viajes aún por trabajo son la onda... ojalá no nos falte vida pa visitar tantos lugares, y sobre todo que tengamos el tiempo para disfrutar lugares que no tengan nada de sofisticado sino el encanto mismo de la gente que los habita.
Saludos...
Óigame ud... ya estamos en Marzo y esta historia aún no termina.... cuando???? cuando??? CUANDO???????????
falta de inspiracion???? ñññaaaa no lo creo
agradezco a Dios que existes pues me haz tenido pegado a la pantalla hasta acabar de leer todo y es muy interesante repito tu forma de escribir bueno ojala algun dia lo termines pues seria genial
L........o...........T
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