Pues esta entrada en un principio iba a tratar de cosas filosofeantes de la vida. Después de una anécdota muy graciosa que ocurrió en el metro. Al final decidí que este día fue uno de esos que se tienen que quedar para la posteridad.
Lunes...¿lunes? Sí, guácala de apestoso lunes... El tráfico hasta el gorro, se me hace tarde. Llego a administración y ni idea de dónde está el edificio... y me rehúso a preguntar. Doy con él y ¡oh sorpresa! No tenían listas las listas, y la maestra, creyéndose toda ella un manojo de responsabilidad académica, comenzó a dar clase... y hubieran visto a los ñoños de administración (sí, YO, hablando de ñoños), todos amontonaditos, unos sobre otros, otros en el piso, intentado aprender sobre Relaciones Públicas...y nomás no cupimos. Así que mis cangrejas compañías y yo, decidimos irnos a desayunar a Arquitectura.
Después del cafecito y el chisme matutino, ah, y de un recorrido por todo el estadio de CU, fuimos a nuestra facultad, en donde la burocracia hizo otra vez de las suyas con mi pobrecito hígado. En eso se me ocurrió mandarle un mensaje a Giovanni de que andaba por esos rumbos, pero nada que me contestó. Afortunadamente todo salió mejor de lo que pensabamos, pero cuando vimos ya era la 1 y...¡córrele a la otra clase hasta administración!
Y corrimos literal... bueno menos la floja de Mónica que se ganó el bronce, y eso porque sólo éramos tres. Al terminar la clase teniamos nuevo apodo... las chicas superpoderosas, jajaja. Chistosito el profe... Y ya saliendo fue una decisión muy díficil si caminar o esperar el puma... Total que terminamos convenciendo a Mon de que caminar era sano y caminamos. Y en eso estabamos cuando me habla Giovanni... y para no hacer el cuento largo nos quedamos de ver en copilco. Ya nos encontramos y en eso íbamos güiri güiri en el metro cuando de repente llegamos a Centro Médico. Y yo dije ¿me bajo? y él dijo "no, hasta Hidalgo" y en eso que siento un pellizco en mi brazo... y volteo y era una pobre señora despistada, como de 1.40, que se acababa de despertar y de dar cuenta que ya se tenía que bajar. Y pues (quien me conoce sabe como soy) le dije, córrale señora.
Para esto el metro se paró ahí un buen rato... nomás imagínense ustedes que hasta tiempo nos dio a Marisol y a mí para discutir sobre quién debía sentarse en el lugar que acababa de desocupar la despistada dormilona, sobre si le dabamos o no nuestras mochilas, sobre si ya no quería la crema de su café y mejor le daba mi basura.. y en esto... a través de la ventana... vemos... a la señora. Sí, a la misma que se bajó en chinga. Y nos veía. Y nos hacía señas. Y Marisol... diciéndole adiós con la mano, como si fuera lo más normal que las señoras que se quedan dormidas y se salen en chinga se esperaran y a través de la ventana te dijeran adiós. En eso se cierran las puertas, y la señora entró en crisis. Y decía algo, no sabíamos qué... total que hizo mil señas y la cosa era que se le había quedado una bolsa olvidada... y el señor que estaba al lado de Marisol la levanta (sólo la bolsa porque de él ningún otro movimiento se notó). E intentó echarla por la ventana, pero como su flojera fue más que su bondad, pues nada que pudo. Y la señora imploraba por su bolsa. Y Marisol pensando "uy, ya tengo bolsa nueva"... y en eso que avanza el tren... y la pobre señora corriendo tras de él... y Giovanni, "aviéntasela por la ventana" y pues mi ardilla se avivó y agarré la bolsa y va, como pelota de basket a encestar y salió por la ventana.
Y es que mi ardilla y la de Giovanni pensaron... si no lo hacemos así nos vamos a tener que esperar a la siguiente o regresarnos... mientras que la de Marisol pensaba... Buuueee... y ahí se quedó, jajajaja. Y esa fue mi obra buena del día (bueno, la primera).
Y como la cosa de verdad estuvo muy chusca, no nos paramos de reir hasta que ya nos tuvimos que bajar en Hidalgo, donde caminamos hasta lo más profundo de la línea azul. Salimos y tomamos un micro que nos llevó lejos... (yo todavía no sabía ni a dónde iba). Total que llegamos a la torre de Pemex, donde Giovanni tenía que entregar un papel. Nunca había visto tal seguridad. Se nota que no salgo mucho verdad? Jajaja. El caso es que tardaron como media hora en dejarlo pasar. Y ya una vez que pasó (iban a dar las 5) me dijo, ¿me esperas diez minutos? Y yo así de "no, sí ya me voy... o sea obvio te espero". Y esperé... y esperé... y esperé más... y cerraron las puertas y yo esperaba... y salían personas y más personas... y yo seguía esperando. Y esperé como una hora. La verdad es que después de tanto tiempo lo único que esperaba era volver a ver a Giovanni algún día... Pero bueno, he de confesar que he esperado más así que ni quejarme.
Y ya, salimos de ahí y fuimos al Oxxo... ustedes sabían de una bebida que se llama H2Oh!? O sea está genial el Oh! Oh, oh, oh! Jajaja. Me enamoré. Y pues ya, el camino de regreso sólo me dejó consciencia de que me daría mucha pena ser mi amiga. Y es que íbamos caminando y en eso me dice, cuídado y volteo y veo una puerta abierta y sale un señor y yo di el brinco... no me pregunten porqué me espanté pero me espanté, y pues obvio el otro no podía dejar de burlarse de toda mi persona. Aunque creo que el más espantado de todos era el pobre señor. Y Giovanni, ¿por qué te espantas?, y yo... ay ya ves, tengo pedos... (y de verdad los tengo, jajaja).
Y la cachetada con guante blanco me la dio el destino, después de que se bajó Giovanni, cuando vi a un señor leyendo en el metro. Ustedes dirán, imbécil, mucha gente lee en el metro. Ajá... pero ¿en voz alta? Y dije, ese señor es raro... y dije, y la señora de hace rato también... y luego pensé en mí... y desde ahora prometo sólo usar el metro para trasportarme y prometo solemnemente no criticar a ningún ciudadano más por muy extravagante, parlanchín o raro que parezca.
4 comentarios:
Jajajaja, me encantó el post y me hizo reír mucho =) Yo llevo mucho haciendo largos recorridos en el metro, así que también tengo muchas anécdotas graciosas que luego contaré.
Espero estés bonito y aunque no siempre te comento, sí leo los posts que escribes. ¡Saludines!
Ya penas te das cuenta jajaja. Coincido te hace falta salir mas jajaja, no y esperar menos porque como que te quedaste ahi casi una hora??? quemal, imaginate yo noleo en voz alta , pero me pongomia audifonosy y no puedo evitar ir cantando jajajaj , asi que ahi cuando me veas en el metro no te rias jajaja. Giovanni, el que yo conozco?? Saludalo de mi parte ya que tu lo tienes cerca. Saludos
Muy buena entrada... todo parte de las genialidades que ocurren en nuestra gran ciudad :P
Aahh, esa gente que se duerme en el metro!! me enoja que se duerman o estén en la baba y luego quieren salir corriendo (empujando) :S...
Saludos prima!! un abrazo
Jajaja, yo sí me duermo en el metro. No siempre, pero a veces.
Qué pena. =S
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